domingo, 12 de enero de 2020

RADIO CASARES - DON FRANCISCO GINER DE LOS RIOS

Os voy a hablar de Francisco Giner de los Ríos.

Seguramente hayáis oído de él. Y probablemente no sepáis por qué.

 Nació en Ronda, pero se trasladó siendo niño. Primero a Cádiz. Finalmente a Madrid, donde desarrolló toda su carrera.

D. Francisco Giner debe su fama a ser el padre, y el alma mater, de la Institución de Libre Enseñanza. Se le recuerda por eso: “Toda la España viva, joven y fecunda acabó por agruparse en torno al imán invisible de aquél alma tan fuerte y tan pura.”. Juan Ramón Jiménez, Lorca, los Machado, Luis Buñuel, Ortega y Gasset, su sobrino Fernando de los Ríos, y una largo etcétera forman la lista de los allegados, de las personas que se formaron en su seno.

Nacido en el siglo XIX, en una España en decadencia, pensó que la única forma de regenerar el país era por medio de la educación, lo que él llamó la “revolución de las conciencias”.

Para que España pudiera llegar a ser una gran nación, tenía que ser a través de la formación de intelectuales al más alto nivel. A su vez, los formados debían de educar a su entorno.

La educación se debía de extender a todas las capas de la población. Es decir, quería universalizar la educación en un país eminentemente analfabeto. Así se conduciría al país al desarrollo que todos deseaban.

Y eso fue lo que se propuso con su Institución de Libre Enseñanza.

Sus principios educativos eran lo opuesto a los de los jesuitas, en boga sobre todo en aquellos días, y basados en la memorización y en el reparto de castigos y premios, que por entonces, y también ahora, dominaban la pedagogía.

El, por el contrario, creía en una educación personalizada, en la que el profesor influye en sus alumnos no por su autoridad, sino por su conocimiento, su sabiduría.

La relación entre los alumnos y el profesor era íntima, cercana, familiar. Era un método se puede decir que socrático, y eminentemente práctico.

Cada alumno tenía un cuaderno de trabajo, no un libro académico.

Los exámenes memorísticos estaban prohibidos. Las excursiones eran frecuentes, a museos de todo tipo, a fábricas, al campo, etc. Excursiones que en muchos casos duraban varios días. Su escuela también reconocía explícitamente la igualdad de la mujer con el hombre.

Su labor no fue fácil, y aunque encontró apoyos que le permitieron llevar a cabo de manera modesta su proyecto, encontró también mucha oposición, especialmente entre los sectores más conservadores. Estuvo en la cárcel, y también desterrado una temporada en Cádiz.

La llegada a España en el 1931 de la II República, conllevó un deseo de renovación educativa que tomó como base los principios de la Institución de Libre Enseñanza.

Se intentó renovar por completo el sistema educativo del país, universalizándolo, a través de los principios pedagógicos de las escuela de Giner.

Lamentablemente, este proyecto duró poco.

La Guerra Civil española lo paralizó; y la posterior victoria del franquismo acabó por enterrar todo el proyecto.

Hoy no sólo nos queda el recuerdo. También la influencia que ha ejercido en diferentes propuestas o métodos pedagógicos actuales modernos y progresistas.

En definitiva, Giner es todo un referente. Un ejemplo. Un personaje digno de ser conocido y reconocido.